El fundador del socialismo es uno de los pensadores más controvertidos de la historia. Su pensamiento ha sido reinterpretado por muchos de sus seguidores, y a menudo es complicado separar aquello que está en los textos del propio Marx de aquello que ha sido repensado posteriormente, o incluso del pensamiento de Engels, el más íntimo colaborador de Marx. Por eso, para contextualizar a Marx, puede resultar de ayuda comenzar fijándose en sus precedentes: el pensamiento del alemán representa una inversión del sistema hegeliano, y un intento de convertir la filosofía en un ejercicio práctico de transformación de la realidad. La dialéctica del espíritu hegeliano se transforma en la dialéctica de la materia en Marx, y en el materialismo histórico, cuando de la comprensión de los asuntos humanos se trata.
Igualmente, retoma la crítica de Fuerbach a la religión (pese al distanciamiento respecto a este mismo autor). Además, hay que tener en cuenta en todo momento que Marx es más un economista que un filósofo, y para comprender sus ideas es necesario ser capaz de seguir los razonamientos económicos que aparecen en obras como El Capital. Junto a esta caracterización teórica, no podemos dejar de lado la participación directa de Marx en el movimiento obrero del siglo XIX. Todo ello, ha hecho que Marx sea uno de los filósofos de los que beben numerosos autores y corrientes filosóficas de todo el siglo XX.